Ethereum es una plataforma de código abierto, también denominada open source, programada a partir de JavaScript y Python y desarrollada en el año 2013 por el programador ruso Vitálik Buterin. El hecho de que Ethereum sea una plataforma open source implica que cualquiera pueda contribuir a las pruebas de conceptos existentes.
Es una plataforma descentralizada, es decir, que no hay un único ente que tenga intervención sobre todo el procesamiento. Esta forma, en discrepancia con la centralizada, es muchas veces desacreditada por su insuficiencia, pero la mayoría del tiempo es necesaria por la falta de confianza entre distintas partes y porque la centralización, en cambio, se basa solamente en una entidad y, por ende, en un solo punto de falla, lo que lo hace un sistema propenso a ataques cibernéticos.
Al igual que muchas otras plataformas de este estilo, Ethereum, al ser descentralizada, no tiene un ente que la controle, y no tiene un punto de falla por el que ser atacada constantemente, ya que es controlada por miles de ordenadores en todo el mundo, utilizando el sistema de contabilidad digital conocido como blockchain, en el que se cargan los datos de transacción de la manera más segura y transparente, para evitar así modificaciones en los mismos.
Por más que suele creerse lo contrario, Ethereum y Bitcoin son dos cosas bastantes diferentes, aunque suelen encontrarse similitudes:
Ethereum fue creada a partir del Bitcoin, a modo de actualización del mismo y, aunque tenga propósitos muy diferentes, también tiene su divisa, como se mencionó anteriormente: el ether. Este fue creado con el objetivo de ser utilizado para abrirle la puerta a los contratos inteligentes, y ahí es cuando nos preguntamos:
Supongamos que hacemos un contrato laboral con otra parte; en el mismo se especifica los términos y condiciones del mismo, se establecen recompensas por cumplimiento de objetivos, y se tiene un sistema legal que castiga a la parte que incumpla parte del contrato. Así funcionan básicamente los Smart contracts, con la única diferencia de que aquí no hay ley que los avale, sino que se cargan todos estos términos, condiciones y objetivos mediante códigos criptográficos. Éstos son, en pocas palabras, códigos que se cargan en Ethereum para certificar, de manera más confiable, el cumplimiento del tratado, y ejecuta de manera automatizada las cláusulas del contrato. Se utiliza un sencillo sistema de “pasará esto solamente si pasa esta otra cosa”, por ejemplo, se recompensará al empleado con determinada cantidad económica anticipadamente estipulada en el contrato −que, dicho sea de paso, no se puede modificar− si el mismo cumple determinado objetivo.
Esta clase de contratos son perfectos para la actualidad, en la que se necesita de internet de manera cada vez más indispensable. En un contrato de alquiler, por ejemplo, el dueño del inmueble acude a una inmobiliaria para que lo ayuden con su contrato ya que, para una sola persona que no entiende mucho de este tema, se le puede hacer muy difícil. Es entonces cuando, una vez que se ejecuta el contrato entre el interesado y el dueño del inmueble, con el agente inmobiliario como mediador, se ingresa una garantía para que el dueño se asegure de recibir el pago por el alquiler; éste es el denominado “ocurre esto si ocurre esta otra cosa”.
Con un contrato inteligente, no se necesita un mediador, el cual tiene su porcentaje de comisión, y estos términos estipulados por la garantía serían ingresado directamente en forma de código y se ejecutaría solamente en el caso de que el interesado no abone.
Pero no es por estas cosas que son conocidos los contratos inteligentes, sino por su aparición en el campo de aplicaciones descentralizadas, también conocidas como dapps.
Las apps descentralizadas son aplicaciones que utilizan blockchain para que los usuarios que la utilicen se relacionen estrictamente entre ellos y no con una entidad central de por medio. Tiene las mismas funciones que otras aplicaciones de comunicación, como WhatsApp o Telegram, pero con la diferencia de que no hay un ente que registre todas las acciones que se efectúan en la misma. Para ejemplificar, en las apps de comunicación centralizadas, los mensajes que se envían pasan por una central de datos donde éstos quedan almacenados, junto con los datos personales de las personas que forman parte de la comunicación; en cambio, en las apps de Ethereum no hay ninguna central, solo datos almacenados en bloque mediante el sistema blockchain.
Tanto los contratos como las aplicaciones descentralizadas no son gratuitas, se abonan mediante el token conocido como Ether. Éste es un activo digital y, tal como la mayoría de las criptomonedas, no es controlado por ninguna entidad, ni necesita de un tercero para procesar el pago.
Hay dos formas de obtener este token: tradeando por él o minándolo.
La más sencilla es intercambiarlo por otra moneda, o tradearlo. Para ésta solo hay que hallar una bolsa que maneje con Ether e intercambiar cierta cantidad necesaria por la suma que se obtenga por esa cantidad. Para guardar la moneda se necesitará una billetera de criptodivisa que permita almacenarla.
La forma más complicada y costosa de conseguir Ether pero que, luego de un tiempo da un buen beneficio, es minarlo. Consiste en, mediante la resolución de un complejo cálculo computacional, confirmar una transacción aleatoria. Una vez resuelto, se obtiene una recompensa económica en la misma moneda. Este proceso suele realizarse en grupos, también denominados mining pools, ya que hacerlo en solitario no daría ganancia alguna, primero que nada, por el tiempo que llevaría, y segundo, por los ordenadores especializados que se necesitan, los cuales suelen costar bastante dinero y consumen mucha energía eléctrica; es por ello que los grupos de minería deciden irse a países con bajo costo eléctrico, como Islandia, China o Rusia.
Si te interesa saber aún más sobre Ethereum, aquí te dejamos el enlace a la página oficial.
Leido 470 | publicado hace 2 años
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